Muchos son los que critican la labor del ex técnico de la selección nacional, Richard Páez, y pedían a gritos su salida. Al final, Páez se fue por la puerta de atrás, pero lo cierto es que es el técnico más ganador con la “vinotinto” y uno de los artífices de esta nueva era en el fútbol nacional, época en la que la selección es respetada y sus jugadores son pedidos por equipos internacionales. Tampoco el crédito de este avance es de Richard Páez solamente, recordemos al “pato” Pastoriza, quien podría ser considerado como el precursor de lo que hoy día conocemos como selección nacional. El “pato” fue el técnico encargado de los inicios de la vinotinto, el que fundó las bases de este proyecto, y a muchos parece que se les olvidó esto y veneran a Páez desmedidamente.
Es cierto que la actitud de los jugadores y el juego del equipo cambió drásticamente, pero todavía falta mucho camino por recorrer y no sólo por la cantidad de juegos de la selección sino por el crecimiento del fútbol nacional en general. Un juego ofensivo, de toque y de garra era la tarjeta de presentación de Venezuela y con el pasar del tiempo esto desapareció, el equipo es gris, luce por momentos veloz y bien engranado pero otras veces se muestra aburrido, perdido en el campo de juego. La muestra de este estancamiento queda reflejada en el año en que el equipo no anotó ni un solo gol, tanto en partidos amistosos como oficiales.
Ochos años después era necesario un cambio, nuevos aires que despertaran a la vinotinto porque se encuentra estancada y Richard ya le dio al equipo todo lo que tenía para ofrecer.
Ahora, el mando lo tomó el técnico más joven de la historia, César Farias, el cumanés que anteriormente tenía las riendas del Deportivo Anzoátegui. Es verdad que no cuenta con un currículo como el de “chita” San Vicente, pero equipo que ha tomado lo ha llevado a realizar un buen juego y a alcanzar instancias importantes en la Copa Libertadores. Farias cuenta con un excelente equipo a su lado ya que entre sus filas destacan el entrenador de arqueros, César “guacharaca” Baena, portero de la selección durante una década; y Lino Alonso, quien en los últimos años se encargó de las categorías inferiores de la vinotinto.
Apenas se anunció que sería el técnico, los medios se dividieron, unos a favor, unos en contra. Lo curioso son aquellos que se lanzaron al ataque sin dejar que apenas se disputara el primer partido y, más intrigante aun, lo criticaban periodistas que no eran especialistas en el área deportiva sino política. Su tesis era válida pero quizá fuera de tiempo. Lo acusaban de ser el agente de varios jugadores y que ahora los convocaría para promocionarlos y obtener beneficios económicos. Planteaban que sería el mismo problema que Páez tuvo con su hijo. El argumento es aceptable pero hasta ahora la opinión pública no está al tanto de las condiciones que acordó con la Federación Nacional de Fútbol sobre este tema. Hay que dejar trabajar y ser críticos y no criticones, como dice el saber popular, ante las futuras actuaciones de la vinotinto.
Es cierto que la actitud de los jugadores y el juego del equipo cambió drásticamente, pero todavía falta mucho camino por recorrer y no sólo por la cantidad de juegos de la selección sino por el crecimiento del fútbol nacional en general. Un juego ofensivo, de toque y de garra era la tarjeta de presentación de Venezuela y con el pasar del tiempo esto desapareció, el equipo es gris, luce por momentos veloz y bien engranado pero otras veces se muestra aburrido, perdido en el campo de juego. La muestra de este estancamiento queda reflejada en el año en que el equipo no anotó ni un solo gol, tanto en partidos amistosos como oficiales.
Ochos años después era necesario un cambio, nuevos aires que despertaran a la vinotinto porque se encuentra estancada y Richard ya le dio al equipo todo lo que tenía para ofrecer.
Ahora, el mando lo tomó el técnico más joven de la historia, César Farias, el cumanés que anteriormente tenía las riendas del Deportivo Anzoátegui. Es verdad que no cuenta con un currículo como el de “chita” San Vicente, pero equipo que ha tomado lo ha llevado a realizar un buen juego y a alcanzar instancias importantes en la Copa Libertadores. Farias cuenta con un excelente equipo a su lado ya que entre sus filas destacan el entrenador de arqueros, César “guacharaca” Baena, portero de la selección durante una década; y Lino Alonso, quien en los últimos años se encargó de las categorías inferiores de la vinotinto.
Apenas se anunció que sería el técnico, los medios se dividieron, unos a favor, unos en contra. Lo curioso son aquellos que se lanzaron al ataque sin dejar que apenas se disputara el primer partido y, más intrigante aun, lo criticaban periodistas que no eran especialistas en el área deportiva sino política. Su tesis era válida pero quizá fuera de tiempo. Lo acusaban de ser el agente de varios jugadores y que ahora los convocaría para promocionarlos y obtener beneficios económicos. Planteaban que sería el mismo problema que Páez tuvo con su hijo. El argumento es aceptable pero hasta ahora la opinión pública no está al tanto de las condiciones que acordó con la Federación Nacional de Fútbol sobre este tema. Hay que dejar trabajar y ser críticos y no criticones, como dice el saber popular, ante las futuras actuaciones de la vinotinto.
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